viernes, 8 de octubre de 2010

EL SANCTUM CELESTIAL


EL SANCTUM CELESTIAL
Magister Rosae Crucis
AMORC
INTRODUCCION

Todos los hombres buscan la felicidad, pero muchos no saben cómo
encontrarla. Esto sucede porque la mayor parte de ellos se imaginan que
está en el bienestar material. Por el contrario, una minoría está
convencida de que una vida exclusivamente orientada hacia la
espiritualidad es lo que la hace posible. De hecho ni una ni otra de estas
dos maneras de concebir la existencia es la ideal, ya que la felicidad
reside en un estado de equilibrio perfecto entre nuestros deseos
materiales y nuestras aspiraciones espirituales.
Por ello, la mejor vía que puede conducir a este estado es la del
misticismo que, por definición, es el estudio y la aplicación del lazo
armónico que une al hombre con el Dios al que es capaz de sentir y
comprender. Para el hombre de carne y hueso, la única forma de vivir
plenamente este lazo es mantenerse en armonía consigo mismo, con los
demás y con el entorno natural.
La armonía con uno mismo
La armonía que debemos mantener en relación con nosotros mismos
concierne a nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones. Es
evidente que si violamos continuamente las leyes naturales que obran en
nuestro cuerpo, no podemos mantenernos con buena salud. Debemos
por tanto esforzarnos siempre en tratar a nuestro organismo con el
mayor respeto y no comprometer por negligencia la armonía a la que
tiene derecho. Una nutrición mal equilibrada o excesiva, una falta de
reposo, una insuficiencia de ejercicio, son algunos de los elementos
físicos que perturban el equilibrio de nuestro cuerpo. El
mismo principio se aplica a nuestra mente. El hecho de vivir en el plano
terrestre, nos obliga a utilizar facultades objetivas y subjetivas. La razón
es una de las más importantes de ellas, ya que a partir de nuestros
juicios, condicionamos nuestra vida cotidiana.
Cuanto más la aplicamos a reflexiones sanas y útiles, más hacemos de
ella lo que debe ser, es decir un instrumento destinado a expresar lo
mejor de nosotros mismos. Si la sometemos a examinar cosas banales e
impuras, rompemos el lazo armónico que debe unirla a los impulsos de
nuestra alma. Es importante por ello reflexionar siempre sobre temas
dignos de consideración para un místico. Leer obras interesantes, ver
películas enriquecedoras, meditar sobre los grandes problemas de la
existencia, son tipos de actividad que permiten mantener la armonía en
nuestra mente. En el dominio de las emociones hay que recordar que los
sentimientos basados en la cólera, el orgullo, los celos, la maldad, etc.,
trastornan considerablemente nuestro bienestar emocional y por
consiguiente, nuestro equilibrio físico. Sin llegar a los extremos que
acabamos de mencionar, los sentimientos de temor, ansiedad o angustia,
son igualmente nefastos para la armonía general que debe prevalecer
sobre todos los planos de nuestro ser.
Debemos por lo tanto hacer todo lo posible para vibrar al ritmo de
emociones puras y constructivas, ya que no se puede conocer la Paz
Profunda mientras seamos prisioneros de reacciones emocionales
discordantes.
La armonía con los demás
En la introducción a este libreto, nos hemos referido a la armonía que es
necesario mantener entre nosotros mismos y los demás. Es imposible
evolucionar e incluso vivir, sin establecer contactos frecuentes con
nuestros semejantes. El hombre como ser viviente no es tan autónomo
como puede creerse. La vida comunitaria es una necesidad para él, ya
que ningún individuo, por muy independiente que sea, puede vivir feliz y
desarrollarse plenamente sin satisfacer su necesidad innata de
comunicación. Su instinto gregario es el que ha empujado al hombre a
vivir en sociedad, ya hacer de esta sociedad la garantía de su bienestar
familiar. Y ya que nos necesitamos los unos a los otros, es importante
que nuestras relaciones con los demás no estén nunca basadas en
principios de fuerza o dominación. Dicho de otra forma, debemos hacer
todo lo posible para preservar la armonía en nuestra familia y vivir en
buenas relaciones con todos aquellos a quienes debemos tratar, ya sea
en el plano familiar o profesional, o en el cuadro más genérico de la
colectividad humana. No hay nada más penoso, en nuestro interior, que
vivir continuamente en un ambiente conflictivo. Toda situación de
discordia entre uno mismo y los demás debe ser evitada, ya que lleva en
ella misma el germen de todas las guerras que asolan al mundo. La
armonía debe ser la regla de oro de la vida familiar y social. Esto no
quiere decir que todos los individuos deban pensar, hablar y comportarse
de igual manera, ya que la uniformidad es enemiga de la evolución. Esto
significa simplemente que debemos vivir juntos en un respeto mutuo,
con el deseo de poner nuestras diferencias de opinión y de
comportamiento al servicio de los demás.
La armonía con la naturaleza
Examinemos ahora la armonía que debemos mantener entre nosotros
mismos y nuestro entorno natural. Este punto es tan evidente que no
debería necesitar ningún comentario. Desgraciadamente, basta mirar a
nuestro alrededor para darnos cuenta de hasta qué punto el hombre, por
pereza, por negligencia o por interés, no titubea en alterar el equilibrio
ecológico de su propio entorno. La naturaleza tiene sin embargo sus
derechos y el hombre, ante ella, no tiene más que deberes. Mientras no
comprenda esta ley, continuará destruyendo o comprometiendo su
propio entorno, hasta el día en que individual y colectivamente sufra las
consecuencias de sus actos, si es que no ha empezado ya a sufrirlas. Es
por esto, por lo que cada ser humano debe tomar consciencia de que no
se puede alterar impunemente el orden natural al que debemos toda la
vida. Este orden natural prevalecía mucho antes de que el hombre
apareciera sobre la Tierra, y no hay ninguna duda de que prevalecerá
después de su desaparición, a menos, por supuesto, que nuestro planeta
sea destruido en un definitivo apocalipsis. El misticismo, una vez más, es
el camino real que debe permitir a los hombres reconciliarse con la
Naturaleza. Sin esta reconciliación, la humanidad está avocada a la
autodestrucción, pues tengamos o no consciencia de ello, todo atentado
infringido a su entorno natural, la priva de una parte de si misma.
Para resumir lo esencial de esta introducción al "Líber 777", diremos que
la felicidad es la medida de la armonía que el hombre es capaz de
manifestar ante si mismo, los demás y su entorno. Mientras más
consciencia tenga de lo que esta armonía representa para el bienestar
personal, mayor será el deseo y la necesidad de mantenerla a su
alrededor y en su entorno natural. Por ello, la experiencia prueba que
todo individuo que realiza esta toma de consciencia, comprende que no
existen varias clases de armonías, sino una sola y única Armonía
Cósmica que se manifiesta en diferentes planos y en diversos aspectos.
EL SANCTUM CELESTIAL
La definición del Sanctum Celestial
Una de las metas de la filosofía Rosacruz es la de dar a cada ser humano
los medios para vivir la Armonía Cósmica, en los planos físico, mental,
emocional y espiritual. Las enseñanzas místicas que los rosacruces
reciben en el marco de su afiliación contribuyen a ello ampliamente. Pero
para permitirles obtener una armonización total con las fuerzas
universales más positivas, la Orden Rosacruz, como consecuencia de su
naturaleza tradicional e iniciática integra en su EGREGOR un conjunto
de energía cósmica, del cual se puede uno beneficiar cuando se conoce el
medio de establecer contacto con él. Este campo de energía que no está
limitado ni en el tiempo ni en el espacio, constituye lo que la tradición
Rosacruz designa bajo el nombre de "Sanctum Celestial".
Para los rosacruces, el Sanctum Celestial representa el plano de
consciencia más elevado al que pueden llegar armonizándose
interiormente con el Cósmico. Desde el punto de vista de las vibraciones,
este plano de consciencia es la expresión virtual de lo que la Rosacruz,
en tanto que ideal filosófico y místico, pone de más puro al servicio del
hombre. Por esta razón podemos considerar que el Sanctum Celestial es
el dominio de la purificación, de la regeneración, de la revelación y de la
iluminación. y esto es así porque todo contacto que se establece con él
pone al alma humana en resonancia con la Gran Alma Universal y con
todo el potencial de fuerza y sabiduría contenida en ella. Para los
miembros de la Orden Rosacruz, constituye una pirámide de ideales y de
virtudes, y es la cima simbólica de esta pirámide donde se sitúan los
Maestros Cósmicos que velan sobre la tradición Rosacruz. Por este
motiva, es por lo que la mayor parte de las experiencias místicas que
efectúan los rosacruces a lo largo de sus estudios privados, se sitúan en
el nivel del Sanctum Celestial.
La visualización del Sanctum Celestial
El Sanctum Celestial, como acabamos de señalar, no es un lugar
propiamente dicho. Sin embargo, es bien sabido lo difícil que es para la
mente humana concebir en lo abstracto un campo de energía cósmica.
Por ello el doctor H. Spencer Lewis, imperator de AMORC de 1915 a
1939, elaboró una técnica que permite fundirse conscientemente en ese
campo de energía. Esta técnica, como el mismo frater Lewis dijo, no es
fruto de sus propios pensamientos, sino que le fue revelada
cósmicamente durante un contacto que estableció el mismo con este
plano de alta espiritualidad al que llamó "Sanctum Celestial". La
experiencia mística que vivió entonces, fue tan profunda, tan
inspiradora, que hizo todo lo posible para renovarla siguiendo las
revelaciones que había recibido durante esta sublime comunión cósmica.
Finalmente consideró un deber el hacerla accesible a todos,
traduciéndola a una forma lo más simple posible. Sus esfuerzos han sido
recompensados pues nos ha legado la herencia del método a seguir para
tener acceso al Sanctum Celestial.
Antes de utilizar este método, es necesario que ustedes conciban su
propia visualización del Sanctum Celestial, ya que es imposible ser
consciente de algo que se es incapaz de definir. En esto, cada uno puede
elegir su propia manera de imaginar este lugar simbólico. Algunos
rosacruces lo ven bajo la forma de una catedral, otros con el aspecto de
una mezquita, de una sinagoga o de cualquier otro edificio consagrado a
una religión particular; hay otros que prefieren concebirlo bajo el aspecto
de un paisaje inspirador. Sin embargo la mayor parte de ellos lo
visualizan bajo la forma de un templo de la Rosacruz. De hecho, hay
tantas maneras de imaginar el Sanctum Celestial, como de individuos
que manifiestan el deseo de encontrarse en él. Lo importante, es que la
visualización de este alto lugar cósmico haga nacer en ustedes las
emociones más bellas ante el encuentro con el Divino.
La elevación hacia el Sanctum Celestial
Cada vez que deseen elevarse hacia el Sanctum Celestial, es decir hacia
el plano de consciencia más alto al que pueda llegar para recibir los
favores del Cósmico, procedan de la manera siguiente:
- Lávese 1as manos como signo de purificación corporal, y séquelas bien.
Beba a continuación un vaso de agua para simbolizar su deseo de estar
lo más puro posible en su interior. Cuanta mayor humildad expresen sus
actos y sus pensamientos de respeto hacia el Cósmico, mayores serán las
condiciones ideales que reúna para una armonización consciente con el
Sanctum Celestial.
- Hecho esto, siéntese en un lugar tranquilo, la espalda erguida y los pies
bien posados en el suelo, ligeramente separados uno del otro. Ponga sus
manos sobre las rodillas, cierre los ojos y recite mentalmente la
invocación siguiente:
"Que la sublime esencia cósmica penetre mi ser y me purifique de toda
impureza de pensamiento y de cuerpo, para permitirme entrar en el
Sanctum Celestial y comulgar en él con toda pureza y en perfecta
dignidad. ¡Que así sea!"
Esta invocación, como pueden comprobar, no tiene ninguna relación
religiosa o sectaria. Su meta es simplemente expresar al Cósmico su
deseo de entrar conscientemente en el Sanctum Celestial, para comulgar
con la sabiduría que éste simboliza en el plano místico. Además, sitúa su
comunión bajo la protección del EGREGOR de la Rosacruz, de manera
que ninguna influencia negativa pueda ejercerse sobre usted mientras se
encuentre en este estado interior.
- Después de haber recitado esta invocación, efectúe algunas
respiraciones profundas para que pueda relajarse bien. Para ello aspire y
expire profundamente por la nariz de una manera regular e
ininterrumpida.
- Cuando se encuentre completamente relajado, vuelva a la respiración
normal y comience a imaginar que se eleva mentalmente hacia su
Sanctum Celestial. Dicho de otra forma, visualice que se está elevando
por encima de la habitación en la que se encuentra, de su casa, de su
ciudad, de su país, hasta el momento, en que alejándose más y más de la
Tierra, no la divise más que como una esfera dando vueltas lentamente
en el espacio.
- Vuelva ahora su mirada hacia el Cósmico infinita y continúe su
ascensión espiritual, hasta percibir el Sanctum Celestial tal como usted
ha decidido visualizarlo. En este momento es cuando debe imaginarlo
bajo la forma de una catedral, de una mezquita, de una sinagoga, de un
templo, de un paisaje, etc. El solo hecho de verlo de esta manera, dirigido
hacia el cosmos y bañado en luz astral, debe proporcionarle una alegría
interior indescriptible.
- Si ha elegido visualizar su Sanctum Celestial baja la forma de un
edificio, imagínese ahora que está penetrando en su interior y que va a
sentarse al lugar que ha escogido.
Allí, perfectamente relajado, contemple mentalmente las maravillas que
se ofrecen ante usted: las vidrieras, las esculturas, las pinturas, las
estatuas, las columnas, y de manera general, todos los elementos que
constituyen la decoración que suele encontrarse en un lugar consagrado
a la oración y a la meditación. A esta belleza visual, puede añadirle la
impresión muy neta de escuchar una música particularmente
inspiradora. También puede imaginar que un olor a incienso impregna el
lugar en el que se encuentra mentalmente. En una palabra, la
visualización del Sanctum Celestial debe conducirle a perder
completamente la consciencia del mundo terrenal y a habitar en el plano
del alma. Todos sus pensamientos y emociones deben estar impregnados
de una gran serenidad y de un bienestar que ninguna satisfacción física
sería capaz de proporcionar.
- Si prefiere visualizar su Sanctum bajo la forma de un paisaje, en el
último momento de la ascensión, debe fundirse totalmente con él, como
si existiera realmente. Dicho de otra forma, es necesario que imagine que
se encuentra en un bosque, al lado de un río o de un lago, en medio de
una pradera, y en general, dentro del encuadre natural que ha elegido
para su visualización. Una vez allí, es importante que su consciencia
incluya colores, perfumes, ruidos, etc. . . Por ejemplo, puede imaginar el
azul del cielo, el olor de las flores, el canto de los pájaros, el soplo del
viento, etc. Lo que importa, como hemos explicado anteriormente, es que
pierda la consciencia objetiva de su cuerpo físico y de su entorno
terrestre, ya que esto es la condición necesaria para recibir del Cósmico
el influjo de sus vibraciones más sutiles.
- Cuando se encuentre en su Sanctum Celestial, déjese impregnar
totalmente por el ambiente sagrado, inspirador y reconfortante a la vez
que allí reina. Impregnados cuerpo y alma en este ambiente, ha llegado el
momento de expresar al Dios de nuestro corazón las razones que le han
conducido a retirarse a este lugar de alta espiritualidad. Si se trata de un
problema de salud, evóquelo mentalmente, como si usted formara parte
de la inteligencia cósmica más pura que pueda concebir. Haga lo mismo
sí su presencia en el Sanctum se debe a un problema familiar, social,
profesional o de otro tipo. Si su meta es simplemente rezar o meditar
sobre un tema filosófico, hágalo en este encuadre armonioso y proceda
tal como lo sienta.
- Después de haber evocado mentalmente la razón que le ha conducido a
elevarse hacia el Sanctum Celestial, no piense más en ella,
permaneciendo siempre en el estado armonioso que le caracteriza,
póngase en un estado de total receptividad. Si lo consigue, es en ese
momento cuando usted recibirá el influjo cósmico que le consolará, le
curará, le inspirará, le traerá la respuesta que busca, etc.
Esto no quiere decir que usted tendrá consciencia inmediata de haber
recibido este influjo, ya que éste se sitúa en un plano psíquico que no se
puede percibir objetivamente. Sin embargo, cuando pasen las horas o los
días, podrá medir gradualmente el impacto que esta comunión cósmica
ha tenido sobre usted y su entorno. En fin, podemos afirmar que este
contacto espiritual se traduce siempre en efectos benéficos. Esto se debe,
a que a pesar de las apariencias, es imposible fracasar en la experiencia
del Sanctum Celestial. Incluso aunque usted tenga la impresión de no
haber tenido éxito al elevarse hasta el plano de consciencia que él
simboliza, sepa que se equivoca, ya que no es posible el fracaso al nivel
del alma.
- Al término de este período de receptividad, vuelva progresivamente al
plano objetivo. En otros términos, véase mentalmente abandonando el
Sanctum Celestial, y rehaga con la imaginación el trayecto inverso al que
siguió para elevarse hacia él. De vuelta a la consciencia objetiva, abra los
ojos y diga la siguiente invocación: "¡Que el Cósmico santifique mi
contacto con el Sanctum Celestial! ¡Que así sea!"

Los períodos de elevación hacia el Sanctum Celestial
En la definición del Sanctum Celestial, hemos precisado que no era un
lugar, sino un campo de energía cósmica, un nivel de alta espiritualidad,
un plano de consciencia muy elevado que transciende totalmente los
límites del tiempo y el espacio. Esto significa que es posible elevarse
hacia él en cualquier momento del día y sin importar el lugar. En otras
palabras, no hay una hora precisa que respetar para trasladarse al
Sanctum Celestial. En el momento en que uno siente el deseo o la
necesidad, si no hay nada que se oponga desde el punto de vista
humano, sus puertas se mantienen abiertas de par en par en todo
momento del día y de la noche. En este mismo orden de ideas, tampoco
es necesario encontrarse en una iglesia, mezquita, sinagoga o cualquier
otro templo terrestre para efectuar esta experiencia. Para este fin, la
única condición a cumplir es la de estar solo y disponer de un lugar de
calma y tranquilidad. Podemos incluso añadir que es posible efectuarlo
por la noche al acostarse antes de dormirse. De hecho, es lo que hacen la
mayor parte de los rosacruces, pues la práctica les ha probado, que a
una comunión de este tipo le sigue un mejor descanso, y, a veces,
sueños particularmente místicos.
Es evidente que no deben acudir a su Sanctum Celestial únicamente
cuando deben afrontar cualquier problema, tanto si se refiere a su salud
o a otras dificultades más materiales. Cada vez que sepan que otra
persona necesita su ayuda, deben acudir a él en consciencia para pedir
al Cósmico que le conceda su sostén y su inspiración. Si lo hacen en una
actitud de perfecta sinceridad, se darán cuenta de hasta qué punto es
eficaz esta forma de ayudar a los demás. En otro orden de ideas, pueden
también efectuar esta experiencia sólo por el placer interior que produce.
Dicho de otra forma, es posible elevarse hacia el Sanctum Celestial sin
ninguna razón concreta. En este caso el cósmico nos concede las gracias
que considere mejor dispensarnos. En realidad, siempre tenemos al
menos una razón para querer alcanzar este estado de consciencia
particular: Rogar por la felicidad de los demás y por la paz de la tierra.
Anteriormente, hemos explicado que cada uno posee su propio Sanctum
Celestial, pues la concepción que de él tenemos varía de unos individuos
a otros. Sin embargo, de manera absoluta, es importante entender que el
plano espiritual en el que está situado, es el mismo para todos los que en
él se encuentren en un momento determinado. Esto quiere decir que la
manera de alcanzar el Sanctum Celestial es individual, pero que todos
los que a él llegan se encuentran en realidad en el mismo campo de
energía cósmica.
Por consiguiente, tengamos o no consciencia de ello, no estamos nunca
solos en el Sanctum Celestial. En efecto, entre todos los rosacruces del
mundo, hay siempre alguien que, a cualquier hora del día o de la noche,
se elevan hacia las alturas para orar, meditar, recogerse a solicitar la
ayuda del cósmico. Por esto es por lo que numerosos encuentros tienen
lugar al nivel del Sanctum Celestial. De hecho, es este lugar simbólico el
que la mayor parte de los rosacruces utilizan para comunicarse con los
Maestros Cósmicos u otros miembros del rosacrucismo.
¡Qué el Cósmico guíe para siempre sus pasos por el camino de la Paz
Profunda y que el Sanctum Celestial sea para usted el medio ideal para
encontrar este camino!

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