domingo, 27 de febrero de 2011

Orígenes Tradicionales del Martinismo desde la Fuente Histórica de la OM&S

Examinaremos ahora el origen doctrinario y tradicional del Martinismo. Este es un asunto delicado y se basa en su mayoría en transmisiones orales, aunque haya evidencias verificables.

Sabemos que Martínez de Pasqually vivió algún tiempo en Isla Timor, en el Archipiélago Malayo, y es posible que también haya viajado a China. Sin embargo, no parece haber ninguna influencia de Oriente en su doctrina. Las influencias más probables pueden haber sido judaicas, griegas y fuentes alejandrinas, además de un fuerte cristianismo gnóstico oculto. Hay numerosos trabajos disponibles sobre el movimiento gnóstico y los recomendamos a los hermanos para familiarizarnos con la doctrina gnóstica y para formarnos una idea de la posible semejanza con la doctrina de Martínez de Pasqually. Los Cátaros, que sucedieron a los Gnósticos y fueron cruelmente perseguidos, son también fuente valiosa de investigación.

Es interesante notar que Martínez usaba después de su firma ciertos signos cuyo símbolo semejante al número cuatro era predominante. Es significativo que esos signos o tipos de letra se encuentran también entre los símbolos de la Sociedad "AGLA", que se originó como un tipo de Asociación de Impresores que congregaba filósofos, hermetistas y cabalistas que estaban relacionados con la publicación de trabajos ocultos y tratados. Se afirma que el Rey Francisco I de Francia había pertenecido a esta Sociedad. Los miembros se adhirieron a una interpretación liberal del Cristianismo con una fuerte reminiscencia Cátara, usando como insignia personal la figura básica del 4, complementada por símbolos indicativos de sus intereses y tendencias personales.

Al comienzo del siglo XVI, Henry Cornelius Agrippa fundó una Sociedad Secreta conocida como "Comunidad de los Magos", y crea en Alemania, alrededor de 1570, una fraternidad secreta llamada "Los Hermanos de la Rosacruz de Oro".

Por esa misma época, en 1598, Simón Studion organiza en Nuremberg, Alemania, una sociedad conocida como "Milicia Crucífera Evangélica". Alrededor de 1605, esta Milicia adopta como símbolo la rosa y la cruz. Un siglo después, la Milicia Crucífera Evangélica surge como la Fraternidad de la Rosa Cruz.

En 1614-1615, la publicación de dos panfletos llamados, en resumen, "Fama Fraternitatis" y "Confesio Fraternitatis Rosae Crucis" (Ratisbonn 1814), revela públicamente la existencia de la sociedad secreta.

En 1616, Michael Maier - Médico personal del Emperador Rudolph II, protector de los hermetistas - viaja a Londres encontrándose con Robert Fludd y formando adeptos ingleses según el modelo de la Rosa+Cruz. En Francia acontecen las primeras manifestaciones de las actividades de la Rosa Cruz en 1623.

Casualmente, debido primeramente a problemas de tiempo, dos tendencias diferentes se manifiestan dentro de las filas de la Rosa+Cruz y llevan a una división del movimiento. Los miembros atraídos por el misticismo, cábala, teosofía cristiana, gnosis antigua y, más genéricamente, las actividades de la vida interior, se agrupan en "Aureae Crucis" (Hermanos de la Cruz Dorada), y de ellos saldrá el iniciador de Jakob Böheme y sus seguidores. Los miembros atraídos por las pesquisas prácticas e investigaciones de los fenómenos naturales se unirán en torno de la "Rosae Crucis" (Francis Bacon, Thomas Vaughan) y de ellos nació el "Colegio Invisible" (más tarde conocido como Sociedad Real), recibiendo muestras de reconocimiento del Rey Carlos II.

A finales de 1645, Elías Ashmole, Robert Moray, Thomas Warton, George Warton, William Oughtred, Hohn Hewitt, John Pearson, William Relly y otros, formaron una sociedad cuyo objeto es el estudio de la naturaleza, sin embargo transmitía enseñanzas secretas. De manera que para mejor esconder su existencia y su función en el plano místico y oculto, deciden integrarse en un medio que los encubriría.

En esta época, todos los ciudadanos londinenses que poseían habilidades tenían que afiliarse a una asociación. Elías Ashmole entra en la Fraternidad de los Masones operativos que, desde la Edad Media, se mantenían bajo la protección de San Juan. Solicita que la Sociedad de la Rosa Cruz sea autorizada a reunirse en la sede de la asociación, Sala de los Masones, Mason's Alley, Basing-Hall Street, en Londres.

En 1717 la Orden Rosacruz toma parte en la Fraternidad de los Masones. En 1758, son introducidos los grados operativos de la Fraternidad no modificados y un tercer grado llamado Maestro. Su ritual está basado en el rito de la muerte y resurrección de inspiración Rosacruz.

De esta forma puede ser trazado el desarrollo de una tradición secreta y esotérica dentro del movimiento masónico. Martínez de Pasqually, como sabemos, trabajó internamente en este movimiento, y hay dudas sobre que haya traído consigo a la Orden Masónica, una cierta de influencia de la Sociedad Rosa+Cruz de la que fue miembro, siendo muy poco conocida históricamente.

Vemos que Louis-Claude de Saint-Martin heredó de Martínez de Pasqually, en la Orden de los Élus-Cohen, los principios derivados de la misteriosa Sociedad Rosa+Cruz que funcionaba dentro de la estructura masónica. Pero Saint-Martin recibe también la influencia de la Orden de los Filósofos Desconocidos.

La Orden de los Filósofos Desconocidos data de alrededor de 1743. Fue una fraternidad mística de naturaleza secreta compuesta de adeptos de la escuela rosicruciana que era principalmente evangélica y protestante en su carácter. Heinrich Khunrath, Alexander Sethon o el "Cosmopolita", su discípulo Sendivogius (el Alquimista Polaco) y Jakob Böhme, están entre los que la tradición nos muestra como los predecesores de Rudolph Salzmann en la Orden de los Filósofos Desconocidos, cuyos estatutos fueron publicados en 1784 bajo la reseña "L'Etoile Flamboyante" (La Estrella Resplandeciente) por el Barón de Tschoudy.

Se dice que la "Orden de los Filósofos Desconocidos" es descendiente de "Les Fréres d'Orient" (Los Hermanos de Oriente), una Orden iniciática creada en 1090 en Constantinopla bajo el patrocinio del Emperador Alexis Comnenus.

Dejamos aquí los antecedentes históricos del Martinismo. Hemos facilitado una visión comprensible y los hermanos que se sientan particularmente atraídos por este lado de nuestra tradición, encontrarán más detalles en otras obras existentes. Recordamos que hay ciertos aspectos del Martinismo que no serán encontrados en estos libros y también aconsejamos que se use un cierto discernimiento sobre estas publicaciones para evitar tendencias personales de algunos autores.
http://www.ordenmartinista.org/origenes_tradicionales.html

sábado, 19 de febrero de 2011

Los Caballeros hospitalarios


La orden de San Juan del Hospital, fundada unos pocos años antes de la primera cruzada, sufrió una profunda transformación con la fundación del reino latino de Jerusalén. A imitación de los caballeros templarios, los hospitalarios se convirtieron en un verdadero ejército cuya finalidad era proteger a los peregrinos que se dirigían a los Santos Lugares

Los orígenes de la orden se remontan a unos pocos años antes de la llegada de los cruzados de Godofredo de Bouillon a Tierra Santa. Hacia 1080 existía ya una pequeña congregación amalfita bajo el patronazgo de la iglesia de Santa María Latina, una fundación benedictina situada al sur del Santo Sepulcro. Esta pequeña hermandad de laicos que vivían una vida religiosa dedicada a labores de asistencia a peregrinos pasó en pocos años a transformarse de una simple organización sanitaria en uno de los ejércitos más temidos por los sarracenos, una verdadera punta de lanza del reino latino.
La transformación de la primitiva orden asistencial en una orden de caballería se debió con toda seguridad al ejemplo del Temple. A un lector de nuestros días le puede parecer una contradicción el hecho de que una orden religiosa pudiera tener carácter militar. Sin embargo, en la época que nos ocupa, existía toda una casuística que justificaba el empleo de la violencia para la defensa de la fe cristiana, así como para el mantenimiento de la paz y la justicia en el mundo. Además, prácticamente toda la cristiandad occidental vivía inmersa en un clima de extremada violencia como consecuencia de la debilidad de unos estados que eran incapaces de imponer la paz. Muchos nobles combatían entre sí y se había creado una auténtica ética de la violencia como forma de vida del noble. Para colmo, en muchos casos la impronta del paganismo seguía vigente, así que no era en absoluto extraño que los propios clérigo empuñaran las armas. Este hecho producía verdadero rechazo a los cristianos orientales, tal como revela el testimonio de Ana Comnena.

Sostenimiento de la orden

Así pues, todo jugaba a favor del éxito de la idea. En efecto, al poco tiempo de reorganizarse bajo presupuestos militares, el nombramiento de Raimundo de Puy como gran maestre de la orden en 1120 y la redacción de la regla 10 años más tarde marcan un punto de inflexión en la historia de los hospitalarios. Desde ese momento, la orden del Hospital comenzó a experimentar un gran incremento de vocaciones y donaciones. El espaldarazo del papado a la idea del monje-soldado consagró definitivamente la feliz invención.
A mediados del siglo XII la militarización de la orden ya era un hecho. Esta evolución se advirtió también en la elección de grandes maestres de origen anglonormando. El primero de ellos fue Gilberto d’Assailly, antiguo comandante de Tiro. Esta situación perduró hasta los tiempos de la tercera cruzada, una época en que la orden del Hospital se encontraba bajo la dirección de Garnier de Nápoles, uno de los grandes colaboradores de Ricardo Corazón de León.
Desde el punto de vista estratégico, el sostenimiento de las órdenes militares era uno de los puntos esenciales del reino de Jerusalén. Esto era debido a que, contrariamente a la visión más habitual, la inmensa mayoría de los caballeros que hacía voto de cruzada solían regresar a su hogar una vez cumplido. De esta forma el reino quedaba prácticamente inerme. Se comprende pues, que siendo las órdenes militares los únicos ejércitos permanentes en Tierra Santa, buena parte de la seguridad del reino dependiera de ellas. Así pues, era necesario que tuviera una adecuada financiación y que estuvieran dotadas de recursos suficientes para su mantenimiento.
El problema se solucionaba a través de varias vías. Gracias al apoyo del papado, las órdenes se beneficiaban del gran número de donaciones que efectuaba la nobleza de toda la cristiandad, así como de las rentas que proporcionaban dichas donaciones. No obstante, había frecuentes roces entre las órdenes y las autoridades eclesiásticas seculares, ya que las primeras estaban exentas del pago de los diezmos y, además, eran independientes. Por otra parte, recibían una parte del botín de cada campaña en la que tomaran parte activa. Las propiedades de las órdenes no se circunscribían sólo a Tierra Santa. De este modo se realizaba una rotación de los miembros de la orden destacados en ultramar y el continente.

El reclutamiento

La mayoría de los reclutas del Hospital, como en general la mayoría de los cruzados, eran originarios de Francia e Inglaterra. Un número significativo de los hospitalarios, sin embargo, venía del imperio germánico, si bien en estas tierras la aparición de la orden de los Caballeros teutónicos les restó parte de la popularidad de que gozaban en Francia o Inglaterra a favor de la orden nacional. Para los germanos, los hospitalarios y los templarios podían parecer demasiado “franceses” –es decir, papistas- en una época en que los intereses del Imperio y los del papado chocaban con demasiada frecuencia. Aún así, alguna tierras ligadas al Imperio germano como Bohemia o Hungría, eran una buena cantera para el Hospital, si bien en Hungría puede observarse una dicotomía entre los caballeros sanjuanistas, que eran generalmente de origen francés o italiano, y los grados inferiores, de extracción nativa.
Las ciudades italianas también proporcionaron numerosos hermanos al Hospital. Lo mismo sucedió en España, país en que las circunstancias políticas del momento –no olvidemos que se estaba en plena lucha contra el invasor musulmán- provocaron una concentración de caballeros hospitalarios que se concentraron en la Reconquista. El caso de los hospitalarios de España es especial dentro del mundo occidental, aunque la estructura que adoptaron era muy semejante a la de sus hermanos de ultramar.
Durante el siglo XII y la primera mitad del XIII los hermanos hospitalarios no fueron reclutados mayoritariamente entre los miembros de la nobleza. Se había instituido entonces la costumbre de la oblación, esto es, la entrega de un niño a la custodia de la orden, que quedaba atado a ésta como novicio hasta los catorce o quince años. En este momento, después de tres años de entrenamiento, pasaba a ser considerado hermano de pleno derecho. Sin embargo, a partir de mediados del siglo XIII el ingreso se hizo más restrictivo y lo más habitual era reclutar a hermanos entre miembros de la nobleza que pudieran aportar propiedades. Es posible que el gran número de bajas de la orden, producido por su excesivo celo combativo y porque los musulmanes no solían tener piedad de los miembros de las órdenes militares después de la batalla, fuera la causa de la crisis del sistema de noviciado.
Las razones que empujaron a tantos hombres a ingresar en la orden fueron sin duda muy diversas. Una de ellas –no en vano se trataba de una hermandad religiosa- fue el fervor místico y el deseo de apartarse del mundo, pero tampoco debía ser infrecuente la búsqueda del martirio y el deseo de defender los ideales cristianos de la amenaza de los infieles. Algunos hermanos hospitalarios eran delincuentes que huían de la justicia, aunque la regla excluía el ingreso a los que hubieran cometido delitos considerados muy graves, como los homicidas o los herejes.

El hospital y el temple

La Orden de San Juan y la Orden del Templo tenían el mismo rango en la Iglesia, concediéndoles el Papa grandes privilegios, absoluta independencia de cualquier autoridad espiritual y temporal salvo la de Roma, exención de diezmos y con derecho a tener sus propias capillas, clero y cementerios. A ambas se les asignó la defensa militar de Tierra Santa y las más formidables fortalezas del país fueron ocupadas por alguna de las dos. En el campo de batalla compartían los puestos más peligrosos, tomando por turnos la vanguardia y la retaguardia a pesar de la rivalidad existente entre ellas.A diferencia de la Orden del Templo (aunque según algunos estudios si existieron en un principio para luego desaparecer), esta orden de San Juan, admitía monjas entre sus miembros. La primera casa de religiosas Hospitalarias en España se fundó en Grisén, otorgada a la Orden en 1177.

Los Hospitalarios vestían hábito y manto negros y su distintivo era una cruz blanca de cuatro brazos de igual longitud, que se ensanchaba hacia los extremos, concedida en 1248 por Inocencio IV. En 1259, Alejandro IV les autoriza a llevar en tiempos de paz el manto negro y en la guerra cotas rojas con la cruz blanca. En 1278 se establece que deberían llevar la cruz blanca sobre fondo rojo. Las ocho puntas de la cruz significaban las ocho virtudes que los caballeros debían ejemplificar en las tareas de caridad de su vida cotidiana:Goce espiritual – Vivir sin malicia – Arrepentirse de los pecados – Humillarse ante los que te injurian – Amar la justicia – Ser


misericordioso – Ser sincero y puro de corazón y sufrir la persecución con abnegación. Cuando los turcos volvieron a tomar Jerusalén, la Orden de San Juan siguió defendiendo la franja de territorio a lo largo del litoral de Tierra Santa, y cuando cayeron las últimas posiciones, San Juan de Acre y El Krak, pasaron a Chipre cuyo rey les brindó hospitalidad. Aquí tomaron un carácter más militar y comenzaron su actividad marítima. En 1306 pasaron a la isla de Rodas y allí establecieron su sede teniendo al mando al Maestre Guillermo de Villaret, cambiando de nuevo el nombre esta vez por Caballeros de Rodas. Gobernada por el Gran Maestre y con embajadores ante las potencias europeas del momento, alcanzaron uno de los períodos de mayor esplendor. Con la desaparición de los Templarios a principios del siglo XIV incrementaron sus posesiones y bienes. El avance turco ataca la isla de Rodas furiosamente en varias ocasiones por ser la avanzadilla cristiana en la zona, pero sólo ante la gran victoria de Solimán el Magnífico que lanza un fuerte ataque, se ven en la obligación de capitular debido a la traición del caballero Andrés de Amaral. Es tal la pena por la pérdida de Rodas que aún hoy los religiosos de la Orden visten hábito negro en lugar de rojo en señal de luto. Después de salir de Rodas, vagaron de un lado a otro instalándose en Campania, Civitavecchia, Vitervo y Niza. En 1530, Carlos I cedió a la orden las islas de Malta, Gozo y Comino, junto con la plaza de Trípoli (que se perderá 21 años después) instituyéndose en Malta y pasando a convertirse en la Orden de Malta. La cesión se hizo a cambio de entregar al emperador, una vez al año, un halcón “el célebre halcón maltés”. Desde aquí amplían su soberanía incluso a tierras americanas, pero la ofensiva turca para eliminarlos no se hace esperar. En 1551 Trípoli cayó en poder turco después de que una formidable escuadra aniquilara a la heroica resistencia de los caballeros de San Juan. En 1565 sitiaron Malta pero ayudados por el virrey de Sicilia, D. García de Toledo y por los caballeros de la Orden de San Esteban, los turcos tuvieron que retirarse. De nuevo la traición tan presente en la historia, en 1799, permitió a Napoleón ocupar la isla y aunque fue vencido por la escuadra inglesa junto con los habitantes de Malta, la isla ya no les fue devuelta y después de otro peregrinaje, la Orden se instaló en Roma.

Una de las fortalezas más importantes que defendieron los Hospitalarios fue la de Krak de los Caballeros; la posición era inexpugnable y hasta Saladino desistió de tomarla,

pero cuentan que acabó rindiéndose a una paloma. Los hechos sucedieron de la siguiente manera: el sultán de Egipto, Baybars (su nombre significa pantera) sitiaba el castillo - que era el último foco de resistencia cristiano - con un poderoso ejército y aunque la guarnición de la fortaleza era escasa, las defensas de sus muros no eran fáciles de traspasar y después de muchos asaltos y otras tantas derrotas y no queriendo renunciar a su conquista, recurrió a la astucia. Según los historiadores árabes, por medio de una paloma envió una carta con un mensaje al castillo diciéndoles que por orden del Gran Maestre de los Hospitalarios de Trípoli ordenaba la rendición pues era imposible enviarles ayuda. Los sitiados obedecieron la orden y el castillo de Krak fue ocupado por Baybars, que caballerosamente les dio un salvoconducto para que se trasladaran a Trípoli. Está Orden llegó hasta nuestros días y su principal actividad sigue siendo la hospitalaria, con obras sociales y benéficas en los cinco continentes, y su nombre completo es Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta. http://armasysoldados.blogspot.com/2009_11_01_archive.html

sábado, 5 de febrero de 2011

AUM-OM-AMEN

Por Dr. H. Spencer Lewis, F. R. C.

De El Rosicrucian Digest, Abril 1935

De todas las palabras místicas encontradas en las enseñanzas, rituales y el simbolismo de varias escuelas místicas y filosóficas del Oriente y de Occidente, las palabras Aum, Om y Amén son las usadas más frecuentemente y generalmente reconocidas.

Pero el estudiante promedio de misticismo en Occidente conoce poco, realmente, acerca del origen o naturaleza de estas palabras. En los rituales y enseñanzas Rosacruces estas palabras son aplicadas estrictamente a ciertos principios, y asociadas correctamente con ciertas leyes. Quizás de todos los cuerpos místicos en Occidente, los Rosacruces usan estas palabras más precisamente en sus estudios y principios místicos. Sin embargo, de las preguntas ocasionales de miembros y no miembros, es evidente que todavía mantienen un misterio innecesario sobre estas palabras, por lo que es necesario abordar este asunto detalladamente.

Muy pocos de los Cristianos en el mundo Occidental que usan la palabra Amén (pronunciada a-men) parecen comprender que ellos están usando una palabra mística muy antigua y que su uso es más o menos incorrecta y también es poco comprendida. Y muy pocos Cristianos saben que el propio Jesús fue llamado “El Amén” como está revelado en la Biblia Cristiana. Esto ilustra como las palabras místicas pueden añadirse al ritualismo sin una correcta comprensión de su uso, o de su naturaleza, y como algunas palabras pueden continuar su uso como una mera formalidad.

Incidentalmente, puede decirse que en el ritualismo y ceremonias del Cristianismo hay muchas que son místicas, Orientales, y hasta elementos paganos que fueron adoptados por los primeros Cristianos y han continuado a través de las edades con una total aplicación errónea y una completa eliminación del bello poder místico que podría derivarse de un uso correcto y una aplicación comprensible de ellos.

Primero, parece no ser aparente para el promedio de estudiantes de misticismo que Aum, Om y Amén son idénticos excepto en su deletreo o naturaleza lingüística. En cada caso la del sonido de la “m” es de extrema importancia y al pronunciar las palabras no solamente debe ser enfatizada sino también prolongada. La “o” y el “au” y la “a” son siempre idénticas en sonido. En las ceremonias místicas en Oriente son pronunciadas en el tono de La en la primera octava debajo del Do central.

La palabra Amén debería pronunciarse como si se deletreara “Amn”, o realmente “Am”, y es una sílaba más bien que dos. Si fuera deletreada Ahmn podríamos pronunciarla más correctamente porque la “a” nos daría un sonido claramente abierto.

Indudablemente, se han escrito cientos de libros y se han preparado cientos de manuscritos secretos, en relación con estas palabras o con sus raíces. El sonido base más fácilmente reconocido por los pueblos de habla inglesa es la forma de Aum. Esto es familiar con la religión Cristiana en relación con el pasaje de la Biblia que dice: “En el principio fue la Palabra; y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”. Y hay otras referencias no solamente en la Biblia Cristiana sino también en todos los escritos sagrados de otras tierras, relatando el hecho de que esta palabra se hizo viva en uno u otro tiempo en el pasado, y podría ser de nuevo una palabra viviente. Es interesante saber que en todas las lenguas recientes del mundo este sonido es equivalente a OM o AUM.

Es interesante notar también que siempre el primer sonido que cada bebé hace en su intento para auto-expresarse o revelar sus emociones internas es el causado por la letra “m”. En todos los cantos sagrados del Este, dos sonidos son a menudo repetidos y usados en conexión con varias ideas expresadas de una forma mística; estos son “au” o “ah” y el sonido “m”.

En nuestras enseñanzas secretas el sonido “m” es significativamente revelador. El sonido de “ah” o del sonido abierto “a” es también universalmente un sonido de adoración o de entusiasmo reverente representando la expresión del éxtasis del alma y de la mente. Es usado, en consecuencia, en muchos cantos y expresiones sagradas para expresar adoración, en cuyo caso es usado en un tono prolongado de “ah” en la nota del teclado mencionado antes.

Justo aquí el investigador podría decir que le gustaría saber por qué algunos otros sonidos como “oh”, usado a menudo en el lenguaje Inglés para expresar sorpresa o confusión, u otras letras como “r”, “e” o “i”, no son usadas para propósitos místicos, o para representar la palabra “que fue en el principio”. Déjeme decir en respuesta a esta pregunta natural que la combinación de “ah” y “m” representan en su perfecta y correcta pronunciación una tasa vibratoria que está de acorde con lo creativo, con el poder Divino que da entonamiento inmediato con las fuerzas Cósmicas.

Debería tenerse en mente que el hombre descubrió estas palabras y que no las inventó. Como quiera que clasifiquemos este descubrimiento, como un resultado de la revelación Divina o de experimentos de parte del buscador sincero, el hecho resultante es que el hombre no seleccionó arbitrariamente los sonidos de “ah” y “m”, pero encontró que de todos los sonidos él podría pronunciar aquellos que estuvieran asociados con el poder Divino y creativo y que producían ciertos efectos dentro de su ser, de su aura y a su alrededor. El mero hecho de que en muchos países diferentes ampliamente separados y sin contacto uno con el otro, los nativos en tiempos antiguos adoptaron en forma independiente sonidos similares en sus rituales y cantos, para los mismos propósitos, nos da pruebas de que hay un poder y una cualidad en estas vocales particulares y en su pronunciación que no puede encontrarse en otras palabras.

Al momento de estar preparando este artículo tengo sintonizada la radio con un programa musical suave, el cual fue interrumpido de pronto por el canto espiritual de algunos Negros, el cual hace énfasis en algo de sus viejas canciones conocidas como “espirituales”. Sin hacer un esfuerzo analítico, noto la repetición constante del sonido “ah” y “m” en sus cantos y el muy notable susurro prolongado de “m”, a menudo estirado en gran longitud por unas pocas voces mientras que las otras enfatizan el sonido “ah”. Es generalmente reconocido en Occidente que los cantos Negros espirituales contienen un elemento espiritual y una cualidad que a veces parece ser misteriosa y ciertamente mística.

Muchas personas creen que esto es algo que es propio de los Negros Americanos, pero de hecho ello es inherente de sus antepasados Africanos y esto es en orden una parte de lo Universal, Oriental, el ritualismo Oriental, el cual es difundido entre naciones y pueblos foráneos. En estos sonidos de Aum-Om-Amén, tenemos vibraciones de altas cualidades de poder y de conciencia Cósmica.

En muchas otras palabras y nombres místicos, tenemos algunas de sus cualidades ocultas o canceladas. Me refiero a algunas de estas palabras, como Rama, Padme , Omar.

Al intentar pronunciar estas palabras, Ud. notará que se requiere un pequeño esfuerzo físico y que mientras lo hace la mente y el cuerpo mantienen una actitud relajada y de paz. Esta condición capacita a todo el cuerpo para ser beneficiado por la vibración del sonido, lo cual es una condición para entonarse con el Cósmico casi inmediatamente.

En el Sánscrito aprendemos mucho acerca de estos sonidos y debe tenerse en mente que este lenguaje fue probablemente el primero en el cual las palabras místicas fueron asociadas con ideas de una forma definida y regulada su aplicación. En Sánscrito la combinación de “a” y “u” es equivalente a un diptongo pronunciado como la “o” lo es en otras lenguas y esta “o” tiene el mismo sonido de “ah” o “auh”. La pronunciación correcta tiene un efecto inmediato a través de los canales del sonido de la boca y la cabeza sobre las glándulas pituitaria y pineal y también sobre la tiroides. Estos efectos son transferidos físicamente a través del sistema nervioso simpático a todos los centros psíquicos y plexos del cuerpo humano.

Por estas razones el místico en meditación relajada y privada, comienza su período de entonamiento Cósmico con la repetición de estas palabras místicas, “aum” u “om”, repitiéndolas lentamente 10 ó 12 veces, tratando siempre de entonarlas en el tono musical correcto. Para esta conexión es recomendado para quienes desean experimentar más extensamente con las palabras disponer de una armónica o de otro instrumento para ensayar la nota musical.

Analizando la palabra “aum”, encontramos que cada una de las tres letras que la componen tiene un poder y una importancia mística en sí misma. El sonido “a” está asociado con los poderes básicos de naturaleza física, del cuerpo físico y del mundo físico. Por esta razón la “a” está a menudo asociada en el ritualismo místico con la siguiente expresiones de ideas: Brahma, Father, Harmony, Omnipresencia.

El sonido “u” proviene del centro del cuerpo psíquico y está muy estrechamente relacionado a las glándulas pineal y pituitaria; tiene un efecto definido sobre ellas. Pero esto no es verdad si la “u” es pronunciada sola y separadamente como en el lenguaje inglés cuando pronunciamos la palabra you. Cuando está asociada con la letra “a”, como “ah”, la “u” debería ser muy suave y en la forma de “oo” como la palabra inglesa “mood”. Esto nos da el doble sonido de “ahoo” con el acento en la “ah”, y el sonido “ah” se extiende ligeramente y termina con el sonido de “oo”.

La letra “u” en este tono y manera de aplicación está asociada en los rituales antiguos con las palabras Vishnu, mind, ligth y omnipotencia. Cuando añadimos el sonido de “m” estamos extendiendo las vibraciones desde la punta de la lengua y trayendo los otros dos a la expresión externa. Con la prolongación de la “m” dentro de un largo sonido zumbante al final de la palabra, estamos añadiendo el significado de la “m” el cual siempre ha sido asociado en la literatura antigua con el Espíritu Sagrado, con amor, el cuerpo psíquico, Shiva, el estado de sueño, pasividad y omnisciencia.

Analizando todos estos factores vemos que la palabra es, después de todo, una más del muy universal nombre de Dios, el Todopoderoso. Por esta razón en las primeras literaturas Cristianas, Jesús fue referido como “El Amén”. Enseguida comprendemos que el uso de la palabra Amén en las iglesias Cristianas Protestantes, al final de los rezos o expresiones gloriosas para significar “que así sea”, es erróneo.

Estas palabras místicas de Aum, Om y Amén deberían ser usadas siempre muy reverentemente, como si uno estuviera en contacto con uno de los más sagrados símbolos de la Divinidad. Ellas no son palabras mágicas (como algunas otras palabras usadas en literatura mística Oriental para brindar un sentir de protección y amparo en momentos de emergencia), no son palabras curativas o terapéuticas para ser usadas en el dolor y el sufrimiento. Son puramente palabras Divinas para darnos entonamiento Cósmico, para hacer al hombre uno con Dios en el más alto sentido espiritual y solamente para un propósito Sagrado es que ellas deberían usarse.